Eres

Eres el único eterno animal que quiero tener entre mis brazos.

La razón X,

la incógnita malherida y desatinada de saberte lejos,

y desearte tan dentro.

Te miro los pies, afortunados de soportar un cuerpo como el tuyo, que roza la perfección de las divinidades clásicas que nunca sabrán qué fue del Purgatorio. Te miro las manos, y envidio que puedan tocarte tu cara siempre que quieran, y escribir esos poemas que sólo tú sabes hacer únicos. Te miro los ojos, y deseo perderme allá lejos, hacia dónde sólo ellos saben llegar cuando se hace oscura la noche que tropieza entre las calles.

Y yo también me tropiezo, esperando que seas tú quien me levante del suelo.

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